23/12/08

LOS PERFUMES

Hubo un tiempo en que la colonia se llamaba colonia y olía a colonia. Las madres asentaban con ella a granel, remolinos. Eran Nenuco, Lavanda Puig, Myrurgia, Famos... Nadie regalaba colonias en Navidad, si acaso, en el Día del Padre, un frasco de Floïd o Varon Dandy y para el de la Madre, uno de Maderas de Oriente. Luego ya, puestos a gastar y elevar el nivel de tontería, empezaron a pesar en los sacos de sus Majestades frascos publicitados con nombre de Farala, Jacqs, Chispas, Aqua Velva, Bombón, Vetiber o, para pudientes y clases medias con pretensiones chic, Eau de Rochas (hagan piñón francés con la boca y digan de liaison: "odegochás"). Ahora, por colonias en google aparecen antiguos protectorados. Es porque se llaman perfumes. El perfume viene a ser el pariente rico de la colonia y, tacaño, se vierte a gotas o en vaporizador: suave rociada donde laten los pulsos. Las publicidades son tan escuetas y evanescentes como ellos. Lejos queda la jamona desesperada que buscaba a Jacqs a las bravas o "tenemos chica nueva en la oficina que se llama Farala y es divina". Ahora, Carolina Herrera anuncia sus olores con pareja híbrida y al susurro de "guan to chu guan tu guan Carolina Herrera guoman". Chanel nº 5, mito de sensualidad cursi con pretensiones de toda la vida (y sí, había que decirlo, olor a vieja dulzona y revenida) pretende en su publicidad que el botox que ha dejado a Nicole Kidman como un globo hinchado con helio, da para cuento de hadas. Allá ellos y sus linces creativos. Y ya, mis favoritos, los de hombres que de tan espesamente viriles y castigadores, untarían una docena de hogazas de pan para merienda: Olivier Martínez o el protoborde de Perdidos.

Los Reyes Magos protestan, y con razon, de que sus sacos pesen con tanto cristal. Que es etéreo, sí, delicado y caro (la esencia, ya lo dice el refrán, viene en envase pequeño), pero sumen todos los frascos de Cool Water, Agua Di Gio, Égïste, Pisson, Obssesion, Hugo Boss in Motion, Kenzo, Diesel, Tommy Hilfiger, Armani, Lacoste, Christian Dior y a ver si no tienen razón los de Oriente. Papá Noel es otra cosa, el tiene a los renos y quieras que no, ayudan lo suyo en el transporte. Y además va en trineo.

19/12/08

SERGI AROLA

Nadie querría que un cocinero hambriento le preparase la comida porque suponemos que el ansia, la salivación y la debilidad no son las mejores condiciones para manipular alimentos. Pero existe un apetito aún más devastador que incapacita del todo para el manejo culinario: el hambre de fama. Sergi Arola sufre una severa desnutrición de popularidad que le lleva a aceptar cualquier actividad no gastronómica que incluya promoción en los medios; posa desnudo, participa en aquel demencial reality llamado Esta cocina es un infierno (recordemos que las concursantes eran del nivel de Bárbara Rey o Bienvenida Pérez, sólo faltaba Bimba Bosé), saca a relucir su tenue pasado como guitarrista de rock (qué duro debió ser para el joven Sergi no triunfar entonces) o se apunta a Carta Blanca de La 2 para llevar a sus amigos más guays.

La penúltima turra mediática del chef molón ha sido poner su imagen al servicio de una colección de tarros y especieros «ideados por el propio Arola»: los envases están realizados en vidrio con tapa metálica y cierre hermético y los especieros ¡llevan el nombre de la especia! Dios mío, qué capacidad, qué visión, este hombre es el Leonardo da Vinci de nuestro tiempo. Ojo, Sergi acepta lo que le echen pero no a cualquier precio; piensen en el gozo y el éxtasis que supone para un hambriento de fama que una foto suya a media página aparezca, varias veces por semana, en el diario nacional de más tirada (con esa condición habría anunciado orinales, casitas de muñecas o colchones Restform).

A Sergi Arola lo llaman «cocinero mediático» y él tan contento. Se nota que está encantado de conocerse, y nos alegramos de ello porque la caridad bien entendida empieza por uno mismo. Siempre tiene a punto un gesto trascendente pero desenfadado para posar en las fotos y una frase profunda sobre esfuerzo, dedicación y amor a su profesión para las declaraciones a la prensa. Tiene que ser muy duro mantener esa pose todo el día. Me imagino que por la noche llegará agotado a casa y llorará amargamente en la soledad de su despensa. Debería guardar esas lágrimas en uno de sus tarros con tapa metálica; si algún día tiene fans, seguro que matarían por tan preciado líquido.

17/12/08

COMUNICARSE CON LOS MUERTOS

Tengo un problema. Cada vez que oigo a alguien decir que se comunica con los muertos, me siento identificado. El otro día, Brad Pitt aseguraba que, mediante el esoterismo, podía hablar con personas fallecidas. Qué jodío. Carburada por sus “sentimientos cósmicos” y por tres “gin-tonics”, una antigua compañera de la facultad me confesó que se sentaba a tomar café con su abuela muerta. Ah, y no debo olvidar a mi vecina de la escalera. La anciana se dirige a una foto de su marido cadáver y le repite “Qué sí, Manolo, que tienes razón. Ahora hay más hijos de puta que antes”.

Mi problema es que yo también le hablo a los muertos. A los animales muertos. Me ponen un entrecot en la mesa y, “ouija” en mano, trato de establecer contacto con él. Me acerco al “Museo del Jamón” y en lugar de admirar una serie de trozos de carne silentes y salados, siento que todos me dicen al unísono: “¡cómenos, huevón!”.

Eso sí, todavía soy capaz de discernir que esas voces provienen de mi cabeza (incluso utilizan expresiones autóctonas como “bizarro” o “tacto rectal”), para rápidamente salir de la ilusión y clavar mi cuchillo inmisericorde en ese hígado encebollado que previamente me susurraba “a veces, veo muertos”.

Esta sencilla habilidad racional parece vetada para una mayoría de la población. Ahí está el más allá, el más acá, los ectoplasmas, Cristo resucitado, la reencarnación, la energía transmutada, las señales en el poso de un vaso, los poltergeists… y la puta madre que los parió a todos. Esa meada de la pared no es tu tío que te quiere decir algo: se trata de tu amigo Carlos, el “mamazos”, fallando su objetivo. El ruido que oyes por donde normalmente andaba tu primo, no es tu primo: si fuese él oirías puto bakalao.

Asúmanlo; suponiendo que exista un más allá, allí no hay cobertura.

Además, ¿no se han planteado nunca que, de los millones y millones de muertos que nos abrasan con “Qué mal estamos”, “Tengo una revelación que hacerte” o “Los millones de tu tía se esconden bajo el colchón”, alguno podría decir “Joder, aquí vivimos de puta madre. Por fin perdimos de vista a nuestra familia de hijos de puta”?

Aunque, en el fondo, os comprendo. A mí también me gustaría que se dirigiese a mí el besugo que ahora acabo de trinchar… pero no suele ser así. Permanece callado, ensimismado mientras me lo zampo entero. Quedan de él los recuerdos (buenos, malos, indiferentes) y, por supuesto, la cuenta.

15/12/08

NACHO CANO

Pudiera parecer que la existencia de los gilipollas es una maldición que no trae más que inconvenientes para el buen funcionamiento de la sociedad en su conjunto y de sus habitantes en particular. Pero no. Por ejemplo, la existencia de Nacho Cano me ha reportado la inapreciable ventaja de ponerme a huevo una entrada de la Bimbapedia. No tengo que comerme la cabeza o pasar una hora larga delante del ordenador rigiendo y corrigiendo frases. Basta con transcribir un fragmento de sus declaraciones a la edición española de "Rolling Stone" de diciembre de 2008 para que las entrada quede perfecta. Allá va.

"El musical C (Cosmos) lo quiero estrenar el 21 de diciembre de 2012 en la Riviera Maya, porque es cuando pronosticaron los mayas el fin del último katún, y según ellos terminará el mundo. Fíjate lo listos que eran que ellos ya habían predicho todas estas crisis. Sí, sí. Entonces es cuando terminará el mundo tal y como lo tenemos concebido, en tres dimensiones, y entraremos en la cuarta dimensión, que no es más que otra forma de conciencia, y los hombres que queden tendrán que relacionarse de otra forma. Y yo lo entiendo. De hecho, los analistas económicos dicen que la crisis fuerte va a volver en 2010. Esto es sólo un aperitivo".

Y eso que sólo se mete nueces e infusiones. De peyote, supongo. Gracias, Nacho.

13/12/08

LA PEÑA SANOTA

El ser humano suele dar bastante asco, más por dentro que es todo mierda y vísceras, pero por fuera los comportamientos que adoptamos para ser aceptados en cualquier círculo (clubes de acampada, Asociaciones OVNI…) nos hacen incluso más asquerosos que si nuestra piel fuera transparente y pudiéramos entrever como los jugos gástricos convierten en caca el desayuno.

Entre los peores esfuerzos que puede hacer un humano por encajar está el de transformarse en miembro de la “peña sanota” ¿Cómo es? Es esa gente que se considera así mismo “normal” y que, bajo ningún concepto, quiere “comerse o que le coman la olla con idas de pelota”. El sanote es un paisano incapaz de no sucumbir ante cualquier moda estúpida seguida ya sea esta ir al mismo discopub donde va todo el mundo a escuchar el mismo mix de Papito-Shakira-último ganador de OT y soportar unas colas del quince y muy señor mío, bajarse un politono en el móvil con el “¿Por qué no te callas?” o, remandar powerpoints con chistes sobre lo tonto que es Zapatero. El sanote, amante de la aglomeración, acaba por integrarse dentro de un rebaño humano llamado “La peña sanota” que se saluda, hipersecretamente en plan masón, con un aullido audible a tres cuadras consistente en un “¡Esssssaaaaaa peñiaaaaa!”. Tras los abrazos, todos al botellón, a ser normales a beber del vaso de plástico al lado de un coche con la suspensión jodida por culpa de la reverberación de los subwofers de donde solo pueden salir canciones canturreable. El sanote ama a su peña y se hace un myspace, tuenti o facebook donde mostrar sus fotos de “pedo” (un pedo sanote, claro,los chuzos son los otros) e intercambiarse mensajes donde puedan reírse a gusto de toda la gente que pierde su juventud por no ser una “caxonda” y una “fiestera”, por comerse la olla con cualquier problema que, en realidad para él tiene una fácil solución: inmigración…todos al mar…políticos…todos unos vendidos pero yo soy de derechas…bodas gays…que no lo llamen matrimonio, que lo llamen gente que se da por el culo o se soba la chirla. El sanote alcanza el nirvana cuando una reportera de Callejeros o similar aparece en su abrevadero favorito. Entonces, muy serio, aguantando la risilla de los dos güiscazos, se pone frenta a cámara y dice: “Aquí viene la peña a beber, a no comerse la olla y a no tomar drogas…que aquí somos sanotes”. Después agarrado a unos cuantos colegas empezará el baile de la peña sanota, que según indican ellos mismos “es la risa”, consistente en un berrido gutural y unos saltitos o quemarán a un vagabundo según sea el requerimiento del reportero. El “sanote”, si es que la selección natural de la ecuación coche+motor trucado+alcohol no hace su trabajo, terminará sus días viviendo en una urbanización junto a su novia, si es que esta no se ha fugado con un boy de la última despedida de soltera, ejerciendo de “sanote” y falleciendo de un fallo coronario tras haber pasado una vida en la que ni un libro, ni una película, ni un cuadro le han permitido “comerse la olla” ni por una nanocentésima de segundo, sin haber corrido ni un solo riesgo innecesario como escuchar un grupo en inglés. Con el hígado al jerez pero con el cerebro intacto el alma alienada de nuestro sanote exhalará pensando en que una corte de ángeles celestiales lo recibirá allá arriba con un “Esssaaa peñía buenaaaaaaa”.

11/12/08

JOSE LUIS GARCI

Director de cine español que logró ampliar el rango de emociones del lenguaje cinematográfico con tres nuevas sensaciones: la grima, el bochorno y la penilla.

Sus primeras películas fueron un fiel retrato de la conciencia nacional a mediados de los años 70. Fumador de puros, bebedor y niño tierno, José Luis Garci ganó el Oscar que le faltaba a la Santa Transición.

Desde sus inicios se ha empeñado en contarnos su vida de chico de barrio hasta la saciedad. Su uso de la música de Albinoni debería ser castigado por el Tribunal Penal Internacional.

Entre sus muletas dialécticas se encuentran las citas constantes a la ciudad de Gijón, hecho que obligó al ayuntamiento a contraatacar con una costosa campaña de imagen. También presume de ser colchonero y de hacer buenos dry martinis pero jamás de haber hecho una película buena buena buena, de las de ver dos veces.

Amigo de lo rancio, disfruta usando frases campanudas como “cine en la retina”,“oro puro cinematográfico” o “celuloide sentimental”. Este gusto por lo empalagoso, compartido por gente como Ana Diosdado y Emilio Aragón, le ha hecho ser el director preferido de las abuelas con abrigo de visón.

Con su programa en TVE trató de educar a una generación de espectadores en el amor al cine. Quizás por eso se echaron en brazos de los videojuegos.

Ha mantenido trato carnal con otras bimbapédicas como Ana-Rosa-siempre-joven y la siempre- pija Cayetana Guillén. Caye para los amigos. Podríamos seguir glosando las habilidades de este director, pero en lugar de malgastar energías, es mejor que os pongáis una peli de John Ford. Después de cuatro décadas hablando de cine, comprobaréis que en todo este tiempo este chico no ha aprendido nada de nada.

Su última película es 2 de mayo, una cinta que empieza a ser utilizada en los cursos de risoterapia como material de apoyo.

9/12/08

LOS CALCETINES DE ESPE

Espe Emperatiz, tan resuelta y castiza, se presentó en Madrid sin cambiarse de ropa y de funcional calcetín. Que si en Zurich hacía frío, que si ya no era el horror de Bombay… Periodistas y colegas comprobaron que el secreto de contar va de pasar de lo particular a lo comúnmente universal. Nuestra Emperatriz de Madrid relató tan terrible episodio en minuciosa primera persona. Ya lo dijo el maestro Chéjov: son los detalles los que construyen la narración. Tiene tal desparpajo y es tan democráticamente banal, que entre bromas y veras supo tranquilizar al personal. A la historia no le faltó intensidad: abrazada a un viejo amigo de la infancia, Narciso de Foxá, se sumergió en un clima de gran dramatismo y profundidad. En el trasiego dejó atrás sus alpargatas; no vio terroristas, no vio heridos. Sólo la sangre que pisó descalza. Y en la sangre pisoteada pueden ver los más líricos el símbolo de un drama. Pedro Jota, lírico privilegiado de su Mundo, no dudó al titular la odisea de su Espe: “Descalza en el infierno.” Que venga Dante y lo lea.

7/12/08

BIMBA BOSÉ & LOS CABRIOLETS EN DIRECTO

Concierto de los Cabriolets en el Festival de Cine de Gijón. Un blog como éste no podía perderse un suceso tan goloso, sobre todo al saber que de ninguna manera contribuiríamos a ampliar el patrimonio de la panBimba porque la actuación era de entrada libre (los Bosé siempre han sabido qué hacer para llenar recintos a pesar de su falta de talento). Lo malo es que, a pesar de mis poderosos prejuicios en contra de la antimodelo chillona, un lejano temor vivía agazapado en el fondo de mi alma torturada: ¿y si al final me gustaba el grupo? Nada mejor que asistir a un evento con pocas expectativas; a poco que lo hagan bien es fácil que no te defrauden. Y puedo jurar que aquel viernes 28 de noviembre, en la masificada sala Albéniz, no había nadie menos predispuesto que yo.

Sí, he dicho bien: masificada. Durante la actuación de la telonera Nubla, el local se fue llenando de un público variopinto, diverso e inclasificable: adolescentes bien alimentadas, gañanes fiesteros estrenando americana, despistados guiris (invitados del Festival), maduras separadas proclives al apareamiento y yo mismo, nos apretujábamos en esa celebración universal de la cebolleta arrimada conocida como «magreo». En principio, podría ser el sueño de cualquier artista mainstream (más es más), pero no creo que encajara con las elevadas aspiraciones que apunta la Bimba con su habitual actitud displicente hacia el pueblo que huele.

Me situé cerca de la puerta de la sala y comprobé, horrorizado, que no dejaba de entrar gente ansiosa por ver a la pequeña Bosé (vale, esa presunta ansiedad es un licencia poética, pero yo estaba allí en una misión de dios y todo lo veía a través del prisma de este blog). Nubla terminó su cosa y nos pusimos a esperar… ¡durante una hora! Aunque algunos impacientes empezaron a silbar, yo sonreía porque la diva confirmaba los clichés más trasnochados: una estrella de verdad debe hacerse rogar. Por fin, a eso de las dos de la madrugada, la banda saltó a escena: batería, bajo, guitarra, corista negra y muchos ritmos pregrabados (pero muchos, ¿eh?). La música empezó a sonar como el hilo musical de un dentista enrollado y enseguida apareció el junco gritón, la vara de volador danzarina, la jabalina chillona, la pértiga vocinglera y todas las combinaciones posibles de objeto estilizado y sonido inarticulado de la voz, agudo o desapacible. Bastaron dos minutos (por reloj) de bimbapédica presencia para constatar tres hechos irrefutables:

a) La diva salió pandereta en mano, truco escénico inventado por los tunos para justificar la utilidad de universitarios voluntariosos pero carentes de oído musical.
b) La corista negra, al igual que la pandereta, cumplía misiones más allá del mero subrayado: era ella quien llevaba el peso de todas las canciones, cantando a la vez que su jefa para que a la jefa no se le oyera la poca voz.
c) El público comenzó a desfilar en dirección a la calle con un entusiasmo parejo al que habían mostrado poco antes a la hora de entrar. Para la tercera canción ya no había dónde arrimar la cebolleta (a no ser que uno se metiera a pie de escenario, sacrificio que mi devota entrega a este blog no contempla).

El devenir el concierto provocó otra conclusión no menos certera: la música ejecutada (nunca mejor dicho) por Los Cabriolets tiene menos fundamento que el casting de Operación Triunfo 3. Era como si alguien fuera activando los ritmos almacenados en la memoria un teclado Casio para que el batería golpease inútilmente sus timbales (se oía más lo pregrabado), el bajista compusiera una melodía insulsa, la corista hiciera gala de su vocal negritud y la Bimba desplegara su habitual mohín trascendente mientras ejecutaba una danza a medio camino entre chamán ciego de peyote y cuñada soltera encharcada de chupitos en el baile de una boda. Cada vez que terminaban una canción yo intentaba tararearla mentalmente: nada, imposible, su música atravesaba mi cerebro limpiamente, sin dejar huella.

La noche avanzaba y Los Cabriolets seguían su absurdo ritual de la nada. Cada vez había menos gente y los que se habían quedado progresaban en su etílica condición. A los tres cuartos de hora no pude más y salí del Albéniz. El viento helado del noviembre gijonés me abofeteó la cara como para que despertara del letargo. Se lo agradecí y me dirigí a toda prisa al bar llamado Sonotone: necesitaba una dosis de buena música como el comer.

5/12/08

EL ACOSO A LOS ANIMALES DOMÉSTICOS

El cuatro de Octubre se celebra la fiesta del primer acosador de los animales: San Francisco de Asís. El amigo Fran consideraba a todos los bichos como “hermanos y hermanas” pero no los trataba como tal: en lugar de hostiarlos por robarle la ropa o las pelis, Frankie los frotaba con sus buenos sentimientos. De tanto amor franciscano surgió una orden de señores vestidos con un saco marrón y una fecha en la que otro señor ataviado con una lona blanquipúrpura echa agua sobre seres irracionales mientras sus dueños repiten “¡Bendito seas, Dios Todopoderoso, en todas tus criaturas!”.

Actualmente, parece que toda la sociedad es franciscana. Mi abuelo trataba a sus animales con el respeto que le merecía lo que iba a sacar de ellos. A la vaca “Pinta”, la azotaba grácilmente en el lomo para que se acercase a la cuadra y la pudiese catar. A “Trosky”, mi perro fox terrier, sólo le hostió una vez que se comió a la gallina más ponedora del corral. Como cualquier ser racional, por mucho respeto que tuviese a sus criaturas, mi abuelo no las consideraba sus hermanos sino, más bien, los facilitadores de su cena.

Si Quelo, mi abuelo, levantase la cabeza sufriría a esos grandes grupos de población urbana que consideran a sus animales sus “almas gemelas”, sus “compañeros de viaje” (cómo me jode ésta), sus “amigos dómesticos” a la vez que los estrujan contra sus cuerpos al ritmo de “¡quién es mi rey!” o “currucucú” o “pipipipi, mi niño”. Este tipo de majaderos se identifican por una frase característica: “mi (perro, gato, hamster) es mejor que mucha gente”. Sí, específicamente son mejores que tú, pedazo de gilipollas. “Mi tortuga me da muchísimo amor”. A ver, mamón, la tortuga es un tipo de reptil que respira por el culo, que te puede contagiar la salmonela y, sobre todo, que no tiene memoria. Justo como tu novia, quizá por eso confundas el “amor” con que lo que hace tu tortuga: recorrer su maloliente pecera inconsciente de estar atrapada por un imbécil.

Libremos a los perros de esos vestidos para que “no cojan frío”, libremos a los gatos de esos collaritos de cascabel, libremos a las iguanas de esos terrarios con luces de prostíbulo. En definitiva, libremos a los animales domésticos de tanto dueño, de tant@ tont@ de la polla.

3/12/08

DESPEDIRSE DICIENDO "CHAÍTO"

Lista de frases que puedes decir para despedirme: "adios", "hasta luego", "hasta pronto", "hasta mañana", "bye", "tengo ganas de volver a verte", "yo que tú me haría mirar esa mancha que te ha salido detrás de la oreja", "ha sido la mejor noche de mi puta vida", "se me hace tarde", "yo vivo aquí", "es que he quedado", "mira, ¿para qué voy a engañarte?, no me vuelvas a llamar jamás", "sí, sí, ya te llamo yo", "vale, pues eso", "estoy cansada", "goodbye", "adieu", "au revoir", "arrivederchi", "adeus", "da svindaniya", "yasas", "sayonara", "ubu nganga", "es que me ha debido de sentar mal algo de la cena", "que te digo que he quedado", "no, es mejor que nos separemos ahora", "¡taxi!", "¡Carla! ¿Qué haces tú aquí? Perdona, Óscar, tengo que irme", "¡Julia! ¿Qué haces tú aquí? Perdona, Óscar, tengo que irme", "¡Marta! ¿Qué haces tú aquí? Perdona, Óscar, tengo que irme", "¡Mariano Rajoy! ¿Qué haces tú aquí? Perdona, Óscar, tengo que irme", "ya voy yo sola", "joder, te juro que es cierto que he quedado", "sí, sí, los grabo este fin de semana y te los devuelvo el lunes", "y no te preocupes, que entre la gente de tu edad que pase una vez algo como lo de hoy es normal", "y no te preocupes, que entre la gente de tu edad que pasen dos veces seguidas algo como lo de hoy es normal", "y no te preocupes, que entre la gente de tu edad que pasen tres veces seguidas algo como lo de hoy es normal", "me cagüen tu madre, si te digo que he quedado es que he quedado", "y no te preocupes, que entre la gente de tu edad que pasen cuatro veces seguidas algo como lo de hoy es normal", "¿por qué cojones tengo que decirte yo a ti con quién he quedado?", "te quiero", "no, yo más", "cuelga tú", "no, tú", "mañana pasamos por la farmacia y hacemos la prueba".

Pero "chaíto" nunca. Jamás. "Chaíto" bajo ningún concepto. En ninguna ocasión. ¿Te queda claro?

2/12/08

LOS DJ

Antes los que se encargaban del tocadiscos o del cassette de doble pletina eran los más pringados de la fiesta. Los más feos, los más tontos, los que nunca ligaban. Si la canción era muy larga también valían para bajar al bar o acercarse a la gasolinera más cercana (sita más allá del descampado, a unos cinco kilómetros de distancia) en busca de hielo que a nadie le gustaba que se le calentara el copazo de garrafón mientras se le enfriaba la chati.

El empollón, que sabía mucho de música, se llevaba su colección de elepés o de cintas con ilusión pensando que ligaría algo charlando sobre la Credence o desmenuzando un disco de Nirvana pero, qué va, se le aleccionaba para que sonara música “que le gustaba a todo el mundo” (menos a él) y “cosas de los 40” (que esa criatura no había escuchado nunca por estar su sensibilidad con Ordovás y su cabeza llena de “sueños polares”).

Pero de pronto, en un estúpido giro de los hechos históricos, aquellos gafotas se convirtieron en los amos de la fiesta. La Revancha de los nerds se sirvió en un plato frío –que daba vueltas a 33 rpm- y desde la cabina de los locales más selectos. Es posible que no hubiera puesto la mano sobre una guitarra en su vida pero sus conocimientos de informática, un estupendo manejo de los cacharritos de los japoneses (secuenciadores, samplers, loops…) y algo de maña para encontrar ritmos sincopados (esos que hacían los señores con taparrabos de los docus de la Dos y que se resumían en pum-pum, chunda-chunda o ding-ding) hicieron que todo el mundo bailara con sus ruidos…eso y, claro está, una generosa ración de drogas químicas con nombres tan atrayentes como Mitsubishi, panoramix, Tazmanias o Mortadelos que reblandecían el cerebro y adormecían el gusto musical.

El nerd comenzó a vestir con un chándal o con cualquier prenda de moda, se puso anillos, cambió las gafas metálicas por unas de diseño y dejó de llevar los discos en bolsas de Hipercor para utilizar unas muy pintonas hechas de metal. Los metálicos del Jardín Botánico se convirtieron en los bailongos de paraísos artificiales de toda la quimérica ruta del Bakalao y los macarras del barrio que los corrían a collejas los aceptaron entre sus iguales. Exta-sí, Exta-no. Ahora los pinchadiscos se llama Disck-Jockeys (O ex-Jonkeis si uno se refiere a Chimo Bayo) y tienen esa pose afectada que debió mostrar Paganini cuando tocaba el violín, muestran la concentración de Pau Casals a la viola y se quitan a las mozas de encima con la misma alegría que se apartan los cascos de la cara para decir: “No acepto peticiones, guarra”. Ahora todo el mundo adora al que una vez fue el tontico de la fiesta y, con media sonrisa, nos están haciendo pagar tantos sinsabores: nos destrozan los oídos con una mierda difícilmente escuchable. Que nadie se confunda, ellos por los cascos están escuchando una piecita de Schubert.