10/1/09

ANTONIO LOBATO

Decía el antropólogo Manuel Delgado que hay una fina línea cósmogónica que une la supervivencia de los pueblos al mantenimiento de sus tradiciones y que, si cortas estos lazos, es posible que estos pueblos se desintegren como azucarillos debajo de un chorro de absenta. Así, por ejemplo, se explicaría que Bimba, por ejemplo, tenga que dedicarse al arte pese a no tener unas dotes especialmente detectables en ninguna de ellas pero es que la muchacha tiene, por narices, que rendir pleitesía a la tradición “artie” que iniciara su abuelo en la tauromaquia y así hasta nuestros días.

Estos mismos hilos cósmicos o cosmogónicos que unen a los seres humanos con sus tradiciones (canibalismos, fundar un grupo llamado cabriolettes…) unen también a algunos periodistas con los famosos a los que tienen que entrevistar de una forma tan ferrea que de no existir los segundos las vidas de los primeros también se diluirían. Así es imposible entender a Jaime Peñafiel sin la existencia de la Casa Real o de la Familia Franco, a Chelo García Cortés sin la de la Isabel Pantoja post-Cachuli y, claro está, sería absurdo creer en que Antonio Lobato tendría la vida actual que tiene sin Fernando Alonso.

Lanzo aquí esta pregunta: ¿No os invade la chunga sensación de que, cuando Lobato entrevista a Alonso, el divino calvo se acerca mucho a la estrella del volante? ¿Qué en realidad va a perder el oremus por unos breves instantes y le va a besar en plenos morros como una fanática adolescente chiflada? ¿Por qué un tipo mayor se deja tirar a la piscina por Alonso cada año para decir como una nena “eres muy malo, tío, esto no era lo que habíamos hablado” y no le da una colleja?

Pues a mi me lo parece porque la amistad entre el ex calvo de Telecinco y el piloto asturiano ya rebasa lo que puede considerarse como una “relación profesional” para convertirse en lo que cualquier reggeaton de medio pelo y politono consideraría como “una obsesión”.

Ese Lobato clamando justicia contra Ron Dennis, ciscándose en los muertos de toda la familia Hamilton, focalizando su odio en el padre del británico, diciendo eso de “En Ferrari están locos por tener al mejor piloto de todos los tiempos en sus filas pero hay una mano negra que lo impide”…Lobato ha perdido la cabeza, por completo, hasta el punto de dirigirse a Alonso como “Magic”. “Magic”…¿No da bastante vergüenza ajena? ¿No había ya un “Magic” de color “noir” que jugaba al baloncesto? Este año, Lobato, ocupará puesto en La Sexta por ser el amigo pelota de Alonso. Esperemos que este año Antonio se comporte más como un comentarista y no como el preso recién llegado a un bloque de máxima seguridad.

No hay comentarios: