11/12/08

JOSE LUIS GARCI

Director de cine español que logró ampliar el rango de emociones del lenguaje cinematográfico con tres nuevas sensaciones: la grima, el bochorno y la penilla.

Sus primeras películas fueron un fiel retrato de la conciencia nacional a mediados de los años 70. Fumador de puros, bebedor y niño tierno, José Luis Garci ganó el Oscar que le faltaba a la Santa Transición.

Desde sus inicios se ha empeñado en contarnos su vida de chico de barrio hasta la saciedad. Su uso de la música de Albinoni debería ser castigado por el Tribunal Penal Internacional.

Entre sus muletas dialécticas se encuentran las citas constantes a la ciudad de Gijón, hecho que obligó al ayuntamiento a contraatacar con una costosa campaña de imagen. También presume de ser colchonero y de hacer buenos dry martinis pero jamás de haber hecho una película buena buena buena, de las de ver dos veces.

Amigo de lo rancio, disfruta usando frases campanudas como “cine en la retina”,“oro puro cinematográfico” o “celuloide sentimental”. Este gusto por lo empalagoso, compartido por gente como Ana Diosdado y Emilio Aragón, le ha hecho ser el director preferido de las abuelas con abrigo de visón.

Con su programa en TVE trató de educar a una generación de espectadores en el amor al cine. Quizás por eso se echaron en brazos de los videojuegos.

Ha mantenido trato carnal con otras bimbapédicas como Ana-Rosa-siempre-joven y la siempre- pija Cayetana Guillén. Caye para los amigos. Podríamos seguir glosando las habilidades de este director, pero en lugar de malgastar energías, es mejor que os pongáis una peli de John Ford. Después de cuatro décadas hablando de cine, comprobaréis que en todo este tiempo este chico no ha aprendido nada de nada.

Su última película es 2 de mayo, una cinta que empieza a ser utilizada en los cursos de risoterapia como material de apoyo.

1 comentario:

Rodrigo G. Fáez dijo...

Muy bueno jaja. No olvidemos que es de ese tipo de personajes que en Madrid es del Atleti y en Xixón es del Sporting. Eso dice mucho de él, aunque parezca un gilipollez.