9/12/08

LOS CALCETINES DE ESPE

Espe Emperatiz, tan resuelta y castiza, se presentó en Madrid sin cambiarse de ropa y de funcional calcetín. Que si en Zurich hacía frío, que si ya no era el horror de Bombay… Periodistas y colegas comprobaron que el secreto de contar va de pasar de lo particular a lo comúnmente universal. Nuestra Emperatriz de Madrid relató tan terrible episodio en minuciosa primera persona. Ya lo dijo el maestro Chéjov: son los detalles los que construyen la narración. Tiene tal desparpajo y es tan democráticamente banal, que entre bromas y veras supo tranquilizar al personal. A la historia no le faltó intensidad: abrazada a un viejo amigo de la infancia, Narciso de Foxá, se sumergió en un clima de gran dramatismo y profundidad. En el trasiego dejó atrás sus alpargatas; no vio terroristas, no vio heridos. Sólo la sangre que pisó descalza. Y en la sangre pisoteada pueden ver los más líricos el símbolo de un drama. Pedro Jota, lírico privilegiado de su Mundo, no dudó al titular la odisea de su Espe: “Descalza en el infierno.” Que venga Dante y lo lea.

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